La revolución no solo se trata de implantar la tecnología, sino también de cambiar las propias normas del fútbol para convertirlo en un deporte más dinámico. Eso piensa el ex futbolista holandés Marco Van Basten, actual director de desarrollo técnico de la FIFA, que propone una transformación sin precedentes. Una de sus primeras propuestas es anular la norma del fuera de juego, algo inédito. Además, plantea sustituir la tanda de penaltis por un «uno contra uno» del jugador contra el portero. El lanzador tendría que recorrer una distancia de 25 metros y medirse mano a mano con el portero. Desde mi punto de vista, este sistema podría ser muy atractivo para el espectador, pues el futbolista podría regatear al portero o hacerle creer que va a driblarle y tirar, y viceversa. Es mucho más dinámico que un penalti.
Por otra parte, los cambios son esenciales para que los futbolistas que estén dentro del terreno de juego estén en plena forma física y el agotamiento no se apodere del juego. Por este motivo Van Basten plantea incrementar el número de cambios en un partido. Así el ritmo del partido no decaería en la segunda parte. También hay que acabar con las expulsiones. «Aquí hablaríamos solamente de exclusión durante 5 o 10 minutos y el jugador regresaría», sentenció el ex futbolista. También puede funcionar su idea de jugar con el reloj parado los últimos 10 minutos, aunque si me lo preguntan a mí jugaría todo el partido parando el tiempo cada vez que se detiene el juego por cualquier razón, como se hace en el fútbol sala o en el baloncesto. De esta forma se acabaría con las continuas pérdidas de tiempo de los futbolistas para sacar ventaja. Esto favorecería el espectáculo. Los amantes del fútbol quieren ver fútbol, no teatro.

